viernes, 9 de abril de 2010

EL GORDO


__-Feldstrom obtuvo muy buenos resultados con esa terapia.
__-¿Qué terapia?- preguntó Marie, la madre de Paul.
__Y quitó las migas de la mesa, con un aspirador diminuto que había recibido por correo.
__-Se hizo cargo de un grupo de anoréxicas y las obligó a pintar su silueta, en un cartón, a tamaño natural, ¿entiendes? Se tumbaban en el suelo y marcaban sus...
__-Sí, sí, como los muertos de las películas– ayudó Paul.
__-Eso es. Luego recortaba los huecos y... no sé, imagina que eran una docena... Pues las mostraban y las comparaban con fotos tamaño real de modelos que las chicas habían elegido como... como modelos.
__-Entiendo.
__-Y luego las hacía pasar por los huecos.
__-Es muy ingenioso –dijo Marie.
__-Sí... Pero, ¿a qué viene esto?, ¿qué cojones tiene que ver con Mickey?
__-Paul, si no quieres entenderlo, es tu problema. Pero ahora Mickey es feliz.
__-Para empezar... Feldstrom sólo es un puto imbécil, que juega con las mentes de los ricos...
__-Nosotros no somos ricos.
__-¡Es que ése es el problema, joder!
__-Paul -cortó Marie-, cuando te dimos el dinero Mickey no puso ninguna objeción.
__-Joder que no...
__-Y lo hicimos de corazón, porque sabíamos que tenías problemas.
__-Ya os lo dije, no fue culpa mía. Sólo me hicieron pagar unas drogas que no eran mías.
__-Tu problema -dijo su padre, Fred- es que no crees en los remedios alternativos.
__-La hipnosis no es un remedio.
__-Puede que no lo sea para la obesidad, pero sí para la depresión.
__-Mickey no es feliz.
__-Yo diría que sí, pero tampoco voy a discutírtelo... Sólo te diré que ahora sale a la calle, sonríe.
__-Come lo mismo que antes...
__-Feldstrom dice hay que arreglar cada cosa a su tiempo...
__Paul se levantó. Juntar a la familia para celebrar la recuperación de Mickey era una solemne idiotez, sobre todo porque su hermano era incapaz de entender de qué iba el asunto. Miró por la ventana y los vio, a sus primos, jugando junto al lago. Odiaba a Feldstrom, que parecía haber hipnotizado también a sus padres, pobres idiotas, pagando por nada. Sabía, gracias a su etapa como yonki experimentado, que la hipnosis no era un cuento, que había otras vías extraoficiales para alcanzar conocimiento y trascendencia, pero odiaba verlas institucionalizadas... y no podía soportar ver a sus padres felices mientras el gordo de su hermano corría, a pasos agigantados, hacia una inminente trombosis.
__-¡Paul!- gritó Marie.
__-¿Qué?
__-Por qué no sales a jugar un poco con tus primos?
__-Tengo miedo de soltarle al gordo que está gordo, no sea que se le fundan los plomos y trate de cortarse la venas de nuevo...
__-Eso que dices roza la insolencia más detestable, Paul... Estás hablando de tu hermano...
__-Perdona, papá.
__En realidad, no está de más recordarlo, Paul estaba en apuros: nunca devolvió ese dinero y los amigos de Franck Simmons se lo habían dejado claro: no lo querían en el barrio.
__No iba a ser fácil conseguir que su padre soltará más tan fácilmente. Quizá había llegado el momento de seguirles la corriente y disfrutar, como todo el mundo, de la milagrosa recuperación de su hermano. Al fin y al cabo, si él no se veía gordo, y Dios no hacía nada para recordarle el pedazo de cachalote que estaba hecho, ¿quién era él para interceder?
__Salió de casa, se encendió un cigarro y se acercó al grupo de idiotas.

Puedes descargar el vídeo aquí.

Publicado originalmente en Roncando en el Nostromo.

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