viernes, 9 de abril de 2010

EL BULO


__- Que no, joder, que no...
__- Oye, sé de qué estoy hablando...
__- ¿Ah, sí?
__Pete no sabía contar historias. Era consciente de ello y le amargaba la vida desayunar a diario con un tipo que no paraba de hablar de su carrera universitaria o los libros que se estaba leyendo.
__Fred levantó la mano y Jane se acercó con más café.
__- ¿Dónde está la chavala?
__- Hoy libra, Freddie. ¿Quieres algo más? -preguntó sonriendo.
__- Mira sí. Pete tiene una historia cojonuda.
__Pete se sonrojó, de rabia.
__- A ver, cuenta.
__- No, no es nada... Es una cosa que me han contado y, así, fuera de contexto, no tiene... mucho sentido...
__- Ya lo cuento yo... Verás... ¿Cómo se llama tu sobrino?
__- Unai -contestó Pete a regañadientes.
__- Eso... Unai es vasco... No sé si tuviste oportunidad de conocerlo; estuvo aquí de vacaciones, en verano.
__Jane negó con la cabeza, mientras vigilaba el local comprobando que nadie debía ser atendido.
__- Unai le contó a este berzotas que unos terroristas secuestraron y asesinaron a un político... del partido republicano.
__- Allí no existe el partido republicano -sonrió Pete.
__- Es lo mismo... un partido de derechas.
__- Español... De derechas, pero español.
__- Vale. Eso es lo de menos... Resulta que al pueblo le pareció fatal; era un pobre hombre que no... Un crío, ¿sabes lo que quiero decir? Nadie importante... Se manifestaron y todo eso... pero se lo cargaron igual. Y ahora viene lo interesante: su jefe, el representante del partido, quiso consolar a la familia... y tanto empeño puso en la tarea que terminó dejando preñada a la novia.
__- ¿A la novia del muerto?
__- Sí. ¿Qué opinas?
__- Que no me lo creo.
__Fred levantó su taza de café e hizo como si brindara.
__- ¿Eso era todo? -preguntó ella.
__- Sí, gracias Jane.
__Pete terminó su última tortita, se limpió los morros y se levantó, ofendido.
__- Eh, no te enfades, hombre...
__- Es una historia real.
__- Es un bulo.
__- No lo es: ella dejó el pueblo... y él no ejerce de político en la zona tampoco...
__- Joder, ella dejo el pueblo donde mataron a su novio... y... ¿qué político aguanta en ningún sitio sin quemarse? Lo habrán trasladado.
__Pete sacó su cartera.
__- Deja, yo invito.
__- No, no... Me toca a mí.
__- Mira, Pete... Apliquemos la regla de oro para historias raras: ¿conoces a alguien que pueda demostrarlo?
__- ¿Yo?
__- Tú... o Unai...
__- Pues sí, mira... Resulta que una amiga de Unai tiene un novio policía... Un día, después del atentado, iban a dar un mitin en... no sé... donde fuera... y recibieron un aviso de bomba, en el hotel donde estaban los políticos reunidos.
__- ¿Los republicanos? -preguntó Fred, con cierta sorna.
__- Sí. Pues este chico, el poli, fue uno de los encargados de desalojar el hotel... y en la habitación del político... del jefe... ¿a quién se encontro?
__- A la novia del muerto.
__- Eso es.
__- Bueno, he ahí la prueba que nos faltaba: un bulo siempre se reconoce porque nadie conoce a nadie que haya presenciado el hecho...
__- ¿Cómo que no? La amiga de Unai.
__- No. Tú conoces a Unai, que te dijo que el novio de su amiga... Pero pregúntale a ella y te dirá que es un compañero de su novio... Si le preguntas al novio te dirá que es la prima de su compañero... Y así hasta el infinito.
__- Vete a cagar.
__- Vale. Pero así son las cosas.
__Pete salió del café, sin despedirse de Jane y dando un portazo.
__Montó en su coche y sacó el móvil. Revisó la agenda que sacó de la guantera y marcó un número.
__Esperó.
__- ¿Unai? Soy tu tío Pete... ¿Qué hora es allí?... Ah, qué bien... Oye, escucha... ¿Recuerdas lo que me contaste sobre el político que se folló a la novia del muerto?... El del acordeón, sí... Mira, necesito que me mandes, por email o como sea, alguna noticia relacionada con el tema... Me vale cualquier cosa... Pero hombre, algo habrá, ¿no? Esas cosas se saben... Los políticos de izquierdas habrán comentado el tema, ¿no?... Pues... En fin... Si encuentras algo, de todos modos... Vale, vale... Sí, sí, estamos todos bien... Venga, te dejo, un abrazo...
__Pete tiró el teléfono contra el salpicadero. La batería salió por la ventana aunque a él le dio igual.
__Metió la llave. Arrancó y miró a la cafetería, donde Fred, con su gorra de imbécil, sus gafas de idiota y su bigote de maricón pedía más café a la vieja Jane.
__Ella entró en la barra sonriendo. Ser reían.
__De él. Seguro.
__Hacía calor en Boise.
__- Putos ignorantes de mierda –se dijo.

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Publicado originalmente en Roncando en el Nostromo.

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