lunes, 5 de diciembre de 2011

BEIRUT


__Llevamos dos semanas en la capital y ya me da tanto asco esta gente que podría morirme aquí mismo. Palestinos, armenios, gabachos, olivos, cemento, tabuleh, fatush, los putos garbanzos y un queso maloliente. Cuatro días -dijo Sara-, para presentar la película y buscar distribuidor en Oriente. Por el amor de Dios -dije yo-, eres guionista; que se busquen a otro. Pero no hay otro. Porque es una producción independiente, modesta; una basura de película. Por eso estamos aquí -y no en un festival civilizado-. Anoche llamó mi hermano, para ver si tenía intención de volver. No me atreví a decirle que no tenemos fecha, que dependerá de cómo vayan la cosas. Está molesto, quizá, porque me largue sin hacer el inventario. No sé, no quise escucharlo y colgué; estaba a punto de follarme a Ghizlane -nuestro contacto en la capital-, aprovechando que Sara perdía el tiempo con una coreana en ese restaurante lleno de mongolos. Hacía un siglo que no me tiraba a nadie en un coche -desde la universidad, supongo- y no me sentó bien. Lo hice porque desde que nos presentaron en el teatro -desde que le di la mano-, vi que estaba interesada. Morena, bajita, buenas tetas... Y no soporta Sara. No me lo dijo, claro, pero es por eso que fue todo tan fácil. A mí también me está empezando a caer mal. Las dos. Me caen de puto culo. Antes de venir al puerto, aún me olía todo a coño. Ni siquiera traté de ocultarlo -de limpiarme- cuando llegué al hotel, y no me apetecía darme una ducha esta mañana, así que he dejado el móvil -y las llaves- junto a los calzoncillos sucios -de los que alguien se ocupará- y he venido dándome un paseo, pensando que tendría su gracia haberla dejado embarazada -a Ghizlane-, después de un año intentándolo con Sara. Extiendo mi toalla y me tumbo. Media docena de chavales en el agua. Hablan árabe, creo, y no parecen preguntarse de qué va todo esto, porque son unos críos y aún no les duele nada. Giro sobre mí mismo para evitar que el sol me dé en la cara y pienso que, si vivieran tres mil años... No. La inmortalidad no nos vuelve más listos. A los quince, a los veinte... Ahí termina nuestra lucidez. Porque no estamos hechos para vivir más de cuarenta. Si haces deporte -si eres moderadamente limpio-... puedes sobrevivir con cierta dignidad y ganar algo de tiempo... Pero, en definitiva, somos barro y mierda en constante descomposición. La patria, la gloria, la bandera y una cana, en el pecho. Me levanto de un salto y les digo a esos maricones que no tienen ni puta idea, que se aparten de mi camino. Una chica -parece francesa- me sonríe. La de cosas que podría hacer con esa boca, pienso. Espero mi turno. Y salto.



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lunes, 16 de mayo de 2011

¿POR QUÉ A MÍ?


1.

__Son las doce y media. Todo el país disfruta de una preciosa noche veraniega pese a estar aún a mediados de abril.
__Un chaval, búlgaro o rumano, toca el violín en el puente del ayuntamiento. Alex sonríe. Sonia simula un traspiés y se acerca a él.
__Se besan.
__Un primer beso con Paganini al fondo.
__Han cenado en un italiano; gambas, hongos, carpaccio y un pedacito de tarta que Sonia ha dejado a medias para evitar que Alex la etiquete de manera poco amable.
__Lambrusco y Rioja.
__Cruzan la Gran Vía y se vuelven a besar, apasionadamente esta vez, en medio de la plaza. Una terraza, un gintonic. Hablan de cuando eran niños, de experiencias laborales y sentimentales. Alex escucha interesado. Luego cuenta un chiste certero y ella, agradecida, acaricia su mano.
__Un pitido obliga a Alex a sacar su iphone. Lee. Escribe.
__-Había quedado con un amigo...
__-Dile que venga.
__-No. Esta noche es nuestra -dice severo.
__Y se detiene.
__-Pero... tenía que traerme un libro... Bueno, si le viene bien, que se pase... y así te lo presento. Jorge. Es muy simpático.
__A Sonia se le atranganta la bebida. Tose.
__-¿Qué pasa?
__-Jorge. Así se llamaba mi ex. El último.
__-¿Gordo y mulato?
__-¡No!
__-Entonces tranquila, que no es él.
__-Mejor, mejor...
__-¿Tan mal acabásteis?
__-En realidad, no... No hubo gritos, ni peleas... Simplemente...
__-Se os terminó el amor.
__-Era... No sé... Supongo que... Ya sabes... Me enamoré del chico malo de la clase.
__-Vaya...
__-No, no... No sé cómo... Vamos, que ahora lo pienso y no me lo explico. Fue una etapa muy tormentosa.
__Alex se pierde en sus ojos, cada vez más brillantes y hermosos.
__-Todo era artificial. Extraño... Creo que... Simplemente, no nos queríamos -añade Sonia, algo dolida.
__Él retira la mirada un momento, pretendiendo que la situación se acomode de nuevo a lo que una primera cita debería ser. Levanta la mano, habla del tiempo con el camarero, paga y se levanta.
__-¿Quiere la señorita ir a bailar un rato? -pregunta cortés.
__Ella, decidida, lo abraza.
__-También puedes enseñarme tu casa, ¿no?- susurra.
__Él se mira los zapatos.
__Unos Lottusse.

2.

__La casa de Alex es enorme, un duplex con salida al ático, decorado de forma minimalista y con alguna que otra pintura moderna no muy cargante.
__-Mi cuñado... Es pintor.
__-¿Tienes una hermana?
__-Dos.
__Sonia se acerca al sofá, se sienta y lo acaricia entusiasmada.
__Todo está limpio. Todo en su sitio. Revistas de cine, libros de arquitectura y un televisor Sony enorme.
__Algo vibra en la mesa. El teléfono de Alex.
__-Un segundo...
__Contesta.
__-Vale... Sí, sí... Vale... No, ya bajo yo...
__Alex finge estar molesto.
__-Es... Jorge, que me tiene que pasar... Dame un... Cinco minutos, ¿de acuerdo?
__-Claro.
__-Ahora subo... Ponte...
__-Me pondré cómoda. No tardes.
__Sonia piensa que, muy probablemente, Jorge sea un camello. Hoy día todo el mundo esnifa cocaína. Ella no, nunca, pese a la insistencia de su ex, que perdía la cabeza con la droga e imaginaba orgías infinitas con todas las chicas que pasaban a su lado.
__Eso le contó una vez, que no sabía lo que se estaba perdiendo.
__Y, quién sabe, quizá había llegado la hora de probar.
__Un año sin orgasmos.
__Una vida desperdiciada con psicóticos, vagos, borrachos violentos y un homosexual.
__Por fin, alguien normal.
__El amor.
__Dios Santo, la vida era algo fácil, tenía que serlo.
__Algo natural, fluido.

3.

__Se incorpora y descubre el baño, al fondo. Quizá haya un bidé que pueda utilizar, piensa, y cruza junto a una deliciosa mesita de mármol.
__Algo brilla junto a una estantería. Se agacha.
__Encuentra un dvd, en el suelo, junto a unos kleenex arrugados.
__Lee.
__"Mi diario", escrito a mano.
__Enciende el televisor.
__Introduce el disco en el reproductor.
__Mira.
__Se hace la pregunta que da título a este post.



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Publicada originalmente en Roncando en el Nostromo.

viernes, 4 de marzo de 2011

NADA VUELVE


__A lo largo de mi vida he conocido muchas mujeres. Siempre se me ha dado bien eso de ligar, aunque nunca he sabido por qué; no podría explicar cómo se hace... Si trato de recordar algún tipo de estrategia, si intento comprender por qué no me rechazó Sarah aquella noche en Madie´s, por qué reía Paula o cómo conseguí que Eva me hiciera esa gloriosa mamada en casa de Josh, su novio... la única conclusión que saco es que todo es fortuito.
__El físico ayuda, el dinero es prácticamente una garantía y existen ciertos patrones más o menos aceptados por todos; reglas para evitar mayores fracasos, para retirarse a tiempo y esperar un mejor momento.
__El lenguaje no verbal es importante. Acercarse, fingir que la escuchas, tocarle la mano cuando te presta, qué sé yo, un mechero... Pero nada de eso explica por qué me las llevaba a todas a la cama.
__Pese a ser un negrata.
__Pese a tener antecedentes.
__Siempre ha sido fácil, eso es todo. Incluso con Sonya.
__De hecho, demasiado fácil, tanto como para bajar la guardia, supongo, y pensar que podía tener todo lo que quisiera.
__Dos meses después de nuestro primer encuentro, en la despedida del viejo Sammy, no la reconocí.
__Me pareció gorda, y estúpida.
__Y ahora mírame.
__En el funeral de Mickey apareció de nuevo y nos tomamos un café en aquella pocilga junto a la lavandería.
__Una cerveza. Whisky. Algo de cocaína.
__Sexo salvaje.
__En una semana era un hombre nuevo. Empecé a trabajar en la imprenta y me olvide de Ringo y su familia, que hora están chupando trena por cargarse a un paki.
__Sonya se vino a vivir a mi casa de inmediato.
__Al de dos semanas nos mudamos a su piso.
__Fui fiel, limpio, ordenado. Todo gracias a ella, que nunca me lo pidió.
__Y un día dejó de hablarme.
__Una noche llegó a las cuatro de la mañana y no me dio ninguna explicación. Tampoco se la pedí, por supuesto.
__Porque existen leyes no escritas.
__Deseos que, cuando se cumplen, descubres la maldición que esconden.
__Al día siguiente, estaba de nuevo en mi casa. Solo. Con las ratas. Fingiendo una depresión, ofendido, deseando que llamara para poder ahogarla en mi desprecio.
__Pero no llamó. Yo sí, un par de veces. No cogió.
__Dejé el trabajo. Volví a beber. Me masturbé, mucho. Seguí siendo fiel.
__Marc me llamó anoche. Dijo que quería invitarme a cenar, para celebrar su cumpleaños. Sonya también estaba invitada. No sabía si me seguía queriendo. No hacía falta que llevase nada.
__He robado una botella de vino a punta de pistola.
__He cenado con Marc, Sonya, Chris, Sean y un blanquito subnormal que no ha parado de decir chorradas. No he podido sentarme junto a Sonya, pero la he abordado en el baño, a eso de las dos de la mañana. No estaba borracho. Ella tampoco.
__La he besado. La he cogido del culo. He apretado y ha sido como abrazarse a una estatua.
__Besar piedra.
__Una chica sin alma, peor que un sopapo.
__Hace años, en ese mismo baño, me tiré a Mary, la prima de Marc. Una mirada, una sonrisa, algo de charla banal. Tan fácil. En serio, tan fácil.
__Estaba casada, creo.
__Puedo entender que no soy lo que Sonya necesita. Que ya no me quiere. Que piense que es mejor cortar por lo sano para evitarnos sufrimientos a los dos.
__Pero no entiendo por qué todo lo que hemos vivido, nuestra historia, no me da derecho a otra oportunidad.
__Vuelvo al salón y me bebo media botella de Smirnoff.
__Le pido a Chrissy que me deje acompañar a Sonya a casa, que se invente cualquier excusa.
__Al de media hora se saca de la manga una llamada de teléfono y dice que Paulie está tosiendo mucho, que tiene que volver. Le pide a Sonya que, por favor, que se divierta, que se quede.
__Y me mira, con reprobación y algo de asco y pena. Las dos me miran así, como si estuviera condenado a muerte.
__A las cinco de la mañana, agotados, nos despedimos de Marc.
__U2 en mi cabeza. Toda la noche.
__Con Sonya a mi lado, conduzco hasta su barrio y, antes de que decida nada, salgo del coche y la acompaño hasta su portal.
__Ahora. Nunca he escrito una carta a nadie, pero pienso que desnudarse es una apuesta que justifica todo este libre albedrío. Si sale bien no garantiza gran cosa, lo sé, pero una derrota, que todo lo destroza, hace que esto merezca la pena.
__Aunque nada vuelve.
__Vamos hasta el ascensor.
__Pulsa.
__Tomo aire.



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miércoles, 12 de enero de 2011

EL CHICO DEL FUTURO


__-Mierda, Martin, mierda...
__-Eh, tranqui... Todo está bien, ¿no? Mírelos...
__El Profesor Ramírez los miró. Se cogían de la mano, reían, bailaban. No había de qué preocuparse.
__-¿Ve usted?
Todo arreglado -dijo Martin, palmeando la espalda de su amigo.
__-No sé... Hemos tenido mucha suerte... Pero no me gusta nada cómo han ido sucediéndose los acontecimientos. Creo que...
__-Profe... Tranquilo. Vaya al ayuntamiento y prepare el Audi.
__-El vehículo temporal está preparado. Lleva allí desde ayer, ¿es que no me escuchas?
__-Sí, bueno... Lo que quiero decir es que... Es que se relaje, que se dé un paseo... Tómese una birra y compruebe eso del condensador y los dos coma cuarenta y no sé qué...
__El Profesor lo miró con lástima. Sin duda, ese chaval era tonto del culo.
__-De acuerdo, te esperaré en la plaza. Sincronicémonos -dijo mostrando su reloj-: tienes cuarenta y cinco minutos antes de que caiga el rayo.
__-Bien, no necesito más -dijo Martin, sonriendo.
__-¿Qué vas a hacer?
__-Nada -se disculpó-. Ahora que hemos conseguido nuestro objetivo... O sea, llevo una semaa aquí y todo ha sido demencial. Voy a hacer... un poco de turismo...
__-No puedes hacer eso. ¿Es que no te das cuenta?, ¿es que quieres generar una paradoja? Una alteración aparentemente insignificante podría tener consecuencias fatales...
__-No va a pasar naaada. Mire a su alrededor, todo está bien.
__-No aquí. En el futuro, en tu presente, ¿entiendes? Podrías aparecer en un lugar totalmente distinto al que dejaste. Es peligroso. Piensa un poco, por el amor de Dios... El efecto mariposa...
__-Vale, vale, vale... No tocaré nada, ¿de acuerdo?
__El Profesor no le creyó. Quiso añadir algo pero un trueno le hizo claudicar. Decidió salir de ahí y revisar una vez más el plan. Cruzó la cafetería y se marchó caminando hacia el centro del pueblo.
__Martin volvió a la fiesta. Sabía que, una vez volviera a casa, las expectativas de ligar con una chica de su edad se reducirían al mínimo. Pero ahí, las cosas eran diferentes: no se reían de su peinado, no lo tomaban por idiota. Todo el conocimiento adquirido sin esfuerzo a lo largo de su vida tenía un gran valor ahora. Y las chicas parecían dispuestas a apreciarlo.
__Calculó que tenía diez minutos para encontrar y seducir a la tetuda, veinte para echarle un polvo detrás del escenario, cinco para un cigarro y... Por si acaso, el cigarro se lo fumaría de camino al lugar en el que el Profe había dejado aparcada la máquina del tiempo.
__Era consciene: follarse a esa tal Megan podría poner en peligro su existencia. No tenía condones así que tenía que hacerlo bien y no correrse dentro.
__Era una locura.
__Quizá era eso lo que resultaba tan excitante
__Quién sabe.
__Abrió una botella de cerveza y la vació de un trago. Cogió otra y evitó mirar a sus futuros padres, que parecían dispuestos a besarse en cualquier momento, cuando sonara su canción favorita.
__Eso es, al menos, lo que le habían contado... Lo que, de hecho, le contarán dentro de unos treinta años si todo va como tiene que ir.
__Sonrió mientras pensaba en lo ridículo de todo aquello y se ventiló la cerveza.
__Justo cuando cogió la tercera creyó ver pasar a Megan junto a la fuente, agarrada a un mulato enorme. Saltó la valla y entró en el recinto. Se asomó.
__Era ella. Él se dejó caer y ella le desabrochó la bragueta.
__Martin, oculto tras una camioneta, bebió, lentamente. No podía creer que las chicas de esa época fueran tan lanzadas.
__Que te den, pensó.
__Me vuelvo a casa, pensó.
__Vuelvo a mi siglo, pensó.
__Terminó la cerveza y lanzó la botella vacía al aire.
__Y escuchó un grito, seco, al fondo, junto a los columpios.
__Tras un seto, en el suelo, un chaval tembloroso orinaba y se desangraba al mismo tiempo.
__Martin se acercó a él.
__-Eh, eh... ¿Estás bien? Despierta, joder... Vamos, no ha sido nada... Levanta, cojones...
__Pero la botella le había causado un daño que Martin consideró irreparable. No paraba de sangrar de una herida abierta en el cuello, junto a la nuca.
__Martín vomitó un litro de cerveza. Esperó unos segundos, inmóvil, sin saber qué hacer. Y todo se detuvo.
__Muerto, pensó.
__Arrodillado, miró su reloj de pulsera. Tenía que desaparecer de ahí, antes que alguien los encontrara.
__Se incorporó y giró el cuerpo. Estaba vivo y sangraba lentamente, así que sacó un pañuelo del bolsillo y trató de cerrar la herida.
__-¿Respiras? Me cago en la puta... Voy a...
__Pero comprendió que no tenía tiempo. Cualquier desliz samaritano pondría en peligro todo su futuro.
__-Oye, no pasa nada -le dijo sonriendo-. Estás bien. Tienes que dormir un poco, nada más...
__El chico trató de levantarse, pero Martin se lo impidió.
__-No, no... Es peor moverse. Tú duérmete y yo llamaré a una ambulancia, ¿vale? Pero no te preocupes, que no tiene mala pinta... ¿Qué pasa, qué es lo que quieres?
__Desde el el suelo, el chaval señaló hacia a un lado y Martín descubrió, junto a un arbol, una guitarra.
__-Mierda -comprendió-, Eres de la banda...
__-Era uno de los repetidores. Ellos tocaban la el tema favorito de sus padres. La canción que hizo que el cobarde imbécil se decidiera de una puta vez a besar a la frígida de los cojones.
__El chico cerró los ojos.
__-No te duermas, cabrón. Vamos, tienes que levantarte... ¡Eh! Escucha... Tienes que tocar, ¿vale? Tienes que hacerlo -suplicó-, o no se besarán... Y entonces yo no naceré, ¿entiendes?
__Varios puñetazos después supo que no había nada que hacer.
__Estaba muerto.
__-Vamos, hombre, no me jodas... Miró su reloj.
__Escuchó unos aplausos, al fondo.
__-Piensa, piensa, piensa...
__Martin registró el cadáver y encontró una cartera. Echó un vistazo a los carnés y la puso de nuevo donde estaba. Limpió sus manos de sangre con la orina de un charco, cogió la guitarra y caminó hacia el escenario.
__-¿Qué pasa, amigos? -saludó.
__-¿Quién cojones eres? -preguntó el bajo.
__-Soy Martin, vengo de parte de Paul.
__-¿Paulie?, ¿dónde está?
__-Eh... Se estaba poniendo ciego y -sonrió- ya sabes cómo es... Le ha dado un blanconazo acojonante, troncos...
__-¿Eres... Martin?, ¿el estudiante de intercambio? -preguntó el batería.
__-Eh... Sí...
__-He oído hablar de ti... Le diste una paliza al hermano de Igor, ¿no?
__-No sé... Eh... Que yo sepa, sólo lo empujé hasta... Bueno, ya sabes, un camión de boñiga...
__Rieron.
__-En serio, ¿dónde está Paulie? -preguntó el cantante, nervioso.
__-Yo le sustituyo, no te preocupes.
__-¿Estás loco? -preguntó, realmente nervióso.
__-No joder. Venga, están esperando -dijo señalando al público-, vamos a...
__-Me cago en Dios... Hay un representante de la MCR... ¿Por qué nos hace esto ese capullo?
__-Igual le ha dado miedo escénico, Pete -señaló el bajo.
__-Eso es -señaló Martin-. Es lo que me dijo: miedo escénico.
__-Joder, joder, joder...
__-¿Podrás seguirnos?, ¿nos has visto tocar? -preguntó el cantante.
__-Sí, claro... Mmm... Claro. Paulie me ha puesto... O sea, ya sabes, me ha puesto al corriente y todo eso. Venga, vamos...
__Martin miro al público. Buscó a Megan. Pensó en todas la aventuras vividas y sonrió.
__Todo iba a salir bien.
__Pan comido.
__-Vale. Hagámoslo -dijo el bateria.
__-Sín miedo -dijo el bajo.
__Martin saludó con un gesto a Fred, su padre, que no entendía por qué estaba él ahí, acariciando la guitarra. Alexandra, su madre, parecía un tanto distante, como si no estuviera convencidad de lo que estaba haciendo en ese concierto, en primera fila, con ese chico al lado.
__Martin se planteó dejar en el suelo la guitarra, ir hacia ellos y explicarles que era su hijo, venido del futuro. Quiso confesarlo todo, contarles que necesitaba que esa noche se besaran, que hicieran el amor, que lo concibieran.
__-En fin... Espero que seas bueno -dijo el cantante, mirándolo fijamente.
__-Soy el puto Paco de Lucía, tío...
__-¿Quién?
__-Nada, nada... Estooo... Necesito una lenta para empezar...
__-Las lentas al final.
__Martin miró su reloj.
__-Mierda. Vale, lo que sea... Venga, venga, venga...


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viernes, 17 de diciembre de 2010

EL SUEÑO


Es difícil calcular el tiempo. Creo que sonará en diez minutos. Llegué a casa a las cinco. He llegado a las cinco. Iba a desenchufar el despertador pero, en un alarde de madurez, decidí no hacerlo. He decidido. No es madurez; sólo quiero quedar bien. Necesito hacerme un hueco, creo. Tengo que levantarme a las nueve. Ducharme, beberme un zumo, vestirme, conducir hasta el centro, recoger a George, llevarlo al aeropuerto, tomarme algo en la cafetería y volver a casa a dormir hasta la cena. Yo diría que me he tirado una hora despierto debido a la cocaína. Esa última raya en el portal me ha jodido vivo. Y habré dormido dos horas, así que me queda una. Pero, si en lugar de una hora despierto, ha sido hora y media y si, en lugar de dos horas han sido las que sean, es probable que no me quede nada. Sonará cuando esté a punto de conciliar el sueño otra vez, estoy convencido. Podría levantarme ahora, me digo. Venga. Un esfuerzo. Salgo de la cama. Todo se menea. Tengo la garganta inflamada y me duele la cabeza. Este país es ridículo; puedes conseguir de todo, dicen, pero no tienen alka-seltzer. Qué asco de gente. No estoy donde creo estar. Sigo en la cama. Todo ha sido un simulacro, una jugarreta. Venga. Ahora sí, me giro y descubro una enorme vomitona en el suelo, junto a la cama. La sorteo como puedo y trato de pensar en cualquier otra cosa para ahogar la náusea. Una arcada. Mi padre ha salido. Es sábado. No trabaja hoy. Llegó al salón, me echo en el sofá y dejo de pensar en él, que haga lo que quiera. Enciendo la cadena. No hay cd. No soy capaz de buscar uno, de elegir ninguno. Cierro los ojos y me planteo apagar el móvil, dejar plantado a George y pasarme el día hecho una bola, aquí mismo. Pero no estoy en el sofá. No estoy en el salón. Sigo en la cama. Definitivamente, esto tiene que acabar. En enero. Se terminó el año sabático. Volveré a Londres con mamá. El viejo es un desastre, no me entiende. Buscaré trabajo. Venderé seguros, como mi primo. Venga. Me levanto. Todo está limpió. No vomité. No he vomitado. Cruzo el pasillo mirándome los pies descalzos. Me quito los calzoncillos, abro el grifo del agua caliente y me siento en la taza. Cago mientras se llena la bañera. Sólido. Me levanto. Ojos, bien. Pelo mostoso. Cierro el grifo. Me arrodillo y meto la mano en el agua. Está fría. Caliente por arriba. Envuelto en silencio, no soy capaz de decidir si estoy soñando. Venga. Nada de drogas por una temporada. Vuelvo a ponerme los calzoncillos, pantalones sucios, camiseta limpia. Salgo a la calle. Buen día. Sol. Son casi las diez. En coche no llegaré a tiempo. Dentro del garaje me entra el pánico. Estoy ciego. Cierro los ojos, con fuerza, y trato de gritar. Quiero correr. Pasa un vecino, ese australiano diota que trabaja en Kuala Lumpur. No lo saludo. Quito la cadena y arranco la moto. Conduzco. No oigo nada, salvo un leve pitido, a lo lejos, dentro de mí. Todo parece suceder diez veces más despacio. Llego a la urbanización. George sonríe, así que imagino que vamos bien de tiempo, pero no dice nada; monta detrás, algo serio, y deduzco que no tan bien como quisiéramos. Quisiera. Es raro George. He cagado pero no he meado, pienso. Imagino que bajo de la moto, saco la polla y orino junto a la valla, pero una vez, recuerdo, hice algo así y me desperté totalmente empapado. Tenía dieciocho años. Mojé la cama hace dos años. No quiero que me pase de nuevo. No en casa de mi padre. Venga. Arranco. Cruzo una avenida y me sitúo a un lado, junto a un camión, para coger la salida a la autopista. Hay que tener cuidado, esta panda de imbéciles no tiene la más mínima idea de conducir civilizadamente. Dicho y hecho, una furgoneta ha frenado en seco. Creo que el camión nos ha dado en un costado. He perdido a George. Choco contra una farola. O un semáforo. Golpeo otro vehículo y un retrovisor me da en la cara, haciéndome perder el control. Heineken, un parachoques y me deslizo durante cinco segundos, así que calculo cien metros. Puede que cincuenta. Suspiro. Pienso en George y lo veo pasar. Tiene prisa. Perderá el avión si no se larga. Venga. Me duele la cabeza. Suena una sirena. No puede ser una ambulancia. No ha pasado un minuto desde el accidente. Es el despertador. Debería tomar una decisión. Me quedo en casa. Que se pille un taxi. No es el despertador. Mierda. No es el despertador. No es el despertador. No es el despertador.


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Publicado originalmente en Roncando en el Nostromo.

EL DÍA MÁS BONITO DE MI VIDA


__-¡Deja eso!-le gritó ella, nerviosa.
__-¿El qué?
__-La botella.
__-Tengo sed.
__-Pues bebe agua.
__Él dejó la botella sobre la mesa y se acercó a ella. La agarró por la cintura.
__-Estás preciosa- le dijo.
__Ella se ruborizó. Se besaron. Dos veces.
__Un chaval entró por el pasillo.
__-Ya están todos sentados.
__-Bien. Entramos ya, ¿no?- preguntó él.
__-Sí, os presento y salis... Eh... ¿Alguna sugerencia?
__-Lo he dejado ahí- dijo él, señalando una nota sobre la mesa.
__-Ah, perdona, sí- leyó-. De acuerdo. Entonces, cuando queráis...
__-Un segundo- cortó ella.
__-¿Qué pasa?- preguntó él.
__-Que no quiero hacerlo.
__-¿El qué?
__-Salimos y saludamos. Nada más.
__-Cariño, pero...
__-Es una bobada. No me apetece.
__-Pero dijiste que...
__-Sí, ya sé... Pero... Me da vergüenza.
__-¡Pero si todo el mundo está borracho!
__-Mi padre no está borracho- sentenció ella.
__-Vale... Tu padre no.
__-Es que...
__-Perdón, yo no quiero meter prisa- dijo el chico, señalando su reloj-, pero...
__-Tú te callas, me cago en Dios- dijo él.
__-No le digas eso.
__-Perdón...
__-No pasa nada, ha sido culpa mía.
__Él acarició suavemente su mejilla. Ella sonrió, satisfecha. Era su hombre, era un sueño.
__-Hagámoslo- dijo ella, radiante.
__-No. No hace falta.
__-Sí. Te quiero. Y quiero hacerlo...
__-Pero...
__-Quiero hacer el loco- dijo cogiendo el ramo-. Me he casado contigo, eres maravilloso... y hoy es el día más bonito de mi vida... Para que nuestros futuros hijos vean cómo eran sus padres.
__Él asintió, feliz, y se ajustó la pajarita.

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Publicado originalmente en Roncando en el Nostromo.

martes, 23 de noviembre de 2010

MI RELACIÓN


__Ana me echó a patadas. No lo recuerdo, la verdad, pero Laura, su hermana, ha cogido el teléfono cuando he vuelto a llamar y me ha pedido, a gritos, que deje de hacerlo. Que deje de llamar, ha dicho, que se acabó, que no quiere verme.
__Camino por Trauco, llego a Uribarri, bajo por Anselma de Salces, cruzo Tívoli y me siento en la acera, frente al ayuntamiento. Son las cuatro de la tarde y estoy hecho un asco. He dormido en un cajero, creo, y no puedo girar la cabeza hacia la izquierda. Todo está nublado, no hay patos, no hay nadie. Bilbao es una mierda para jubilados, pienso mientras limpio mis botas, llenas de barro, o mierda, no sé, con la hoja de un arbusto.
__Un autobús se detiene y el conductor me mira, intrigado. Qué pasa, le grito, y añado la palabra gilipollas, que siempre queda bien al final de una pregunta. Se mosquea, arranca y se larga.
__Estoy en una parada de autobús, eso pasa, supongo.
__Entro en el Casco Viejo y aparezco en la Plaza Nueva. Me tomo un café en el Erreka y le digo a Rafa que ya le pagaré, que tengo justo para el metro. Es mentira, pero no tiene huevos de decirme nada porque tengo una pinta espantosa, con el pelo lleno de grasa, los labios agrietados y los pantalones rotos. Llego a Ronda y, sin pensármelo demasiado, presiono el botón correcto. Quién es, preguntan. Yo. Sube.
__Es un sexto sin ascensor, pienso. No, baja tú. No jodas. Moriré antes de llegar al primero. Pausa.
__Vale, ya bajo, dice.
__Me siento en las escaleras y toso durante un rato, tratando de sacarme una flema demasiado espesa. Como no hay manera, enciendo un cigarro. Me quedan tres.
__Se abre la puerta del portal y Manguta asoma la cabeza, sonriente, bastante guarro. Qué andas, pregunta. Nada, aquí, jodido, le digo.
__Este idiota siempre va en chandal, pienso. No ha hecho deporte en su vida, pero viste como un atleta el gordo de mierda. Quiero irme a mi casa. A la de mis padres.
__Se sienta a mi lado.
__Por un segundo, nadie dice nada y, a lo lejos, un coche de bomberos hace sonar su sirena. Una ambulancia, quizá.
__Le pregunto por Mónica. Me dice que está arriba, sobando.
__Le cuento que el viernes estuvimos en la fiesta de Agus, al otro lado de la ría, que estuvo muy bien, que sólo tomé cerveza y algo de ron, que pinchaban un par de maricones gafapastas. Que todo el mundo me aburre últimamente.
__Dos chavales, rapados, poligoneros, con sus putos perros lunáticos, se encuentran, ante nosotros. Se sorprenden, se saludan, se abrazan, se carcajean. Hasta los perros parecen conocerse. Reconocerse.
__Me gustaría ser como Héctor. Él cogería toda esta rabia y se la estamparía en la cara a estos dos niñatos. Sacaría una navaja y rajaría a los perros, les cortaría la cabeza, les arrancaría a los huevos y se lo haría tragar todo al idiota del brillante en la oreja, por ejemplo. Analfabeto. Bobo.
__Me cae bien Héctor.
__Hace ocho años que no lo veo. Igual se ha calmado.
__Manguta evita mirar a los chavales. Hace un par de meses un crío le dio de hostias en Somera y no parece haberlo superado. Yo no soy precisamente un valiente pero la frustración, la pérdida, el vacío, me vuelven lamentablemente temerario.
__Por eso miro a los nazis, apretando los labios, escupiendo de forma espectacular, a ver si alguno tiene pelotas.
__Pero ellos no reparan en nosotros; porque tenemos treinta y cinco y somos, prácticamente, basura.
__Le comento a Manguta que todo iba viento en popa, que Ana y yo nos lo pasamos muy bien en el bar de Ainhoa. Que yo estaba tan contento, tan enamorado, que bebí como un cabrón. Bailé. Hice el payaso en medio de la pista.
__Y llegamos a su casa. E íbamos a follar.
__Y no consigo recordar qué es lo que dije, o hice, para que todo terminara como ha terminado.
__Igual la pegaste, me dice. Y yo lo odio de inmediato, y me odio a mí mismo, porque sé que, cuando bebo, todo es posible.
__La pegué, me pregunto. No lo sé.
__Igual sí, su hermana me ha dicho cosas horribles.
__No lo sé, Ana.
__Pero miro a los perros y sonrío.
__Recuerdo qué pasó.
__Y sonrío.

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Publicado originalmente en Roncando en el Nostromo.